El mayor temor de la mayoría de los conductores se encuentra en las averías que pueden producirse en sus vehículos. Son muchas las averías de coches que ocurren durante la conducción, algunas son leves y se pueden solventar fácilmente, y otras son más complicadas y pueden suponer un auténtico problema y terminar en una cuantiosa factura de reparación.
Averías de coches más comunes
Las averías comunes de coches que se suelen dar debido al funcionamiento y la conducción son:
- Fugas de refrigerante. Las fugas de refrigerante por deterioro de algún manguito son muy habituales y tienen fácil solución.
- Corrosión de la carrocería. El exterior del coche sufre las inclemencias del tiempo y por lo tanto tiende a sufrir corrosión y otros deterioros.
- Problemas electrónicos. Los vehículos actuales cada vez tienen mayor dependencia de sistemas electrónicos, por eso es común que muchas averías comunes están relacionadas con este tipo de circuitos. En estos casos la mejor solución es ir a un taller especializado que pueda hacer un diagnóstico del problema electrónico que se tiene.
- Batería descargada. La batería es un elemento que tiene un tiempo de vida limitado que suele reducirse por un mal uso y mantenimiento provocando fallos eléctricos en los coches.
- Pinchazos o reventones. Los neumáticos soportan el peso del vehículo y hacen fricción con el asfalto y con todos los elementos que se encuentran en él mismo. Por eso están expuestos a mayor riesgo de sufrir daños y deterioro.
- Pastillas de freno. Al frenar las pastillas se van desgastando, por lo que es habitual que necesiten ser sustituidas cada cierto tiempo para poder garantizar un correcto frenado y evitar daños en los discos.